viernes, 11 de junio de 2010

No está muerta, no morirá nunca

Gala Éluard Dalí

















París, abril de 1.930.


Mi hermosa Gala, maravilloso tesoro de carne y espíritu, llevo una vida bastante triste sin ti. Mis únicas delicias son mirar incesantemente las fotos en que estás desnuda, donde tus senos son un alimento tan dulce, donde tu vientre respira y lo lamo y lo como, tu sexo está todo abierto sobre mi rostro entero, después mi sexo penetra en él todo entero, y te cojo las nalgas que se mueven maravillosamente, como la primavera. Tienes los ojos más bellos del mundo, te amo, tomas mi sexo en tu mano, tienes las piernas abiertas, tu cuerpo se ahonda lentamente, me masturbas con furia, te aplasto los senos, los cabellos, y de pronto tienes la mano llena de esperma y eres fuerte y segura de mi poder sobre ti, de tu poder sobre mí, sobre Todo.


Paul Éluard

1 comentarios:

Angelonero dijo...

El cadaver exquisito de Paul Eluard se estará removiendo dentro de su tumba, al ver sus palabras apasionadas debajo de las fotos en las que su amada Gala está en la compañía del sátrapa de Dalí, que se la arrebató. De todos modos no está de más reivindicar a este poeta visionario (prefiero sus versos a cualquier cuadro de Dalí). Sigo asombrado por tu curiosidad, prima...

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