miércoles, 28 de octubre de 2009
lobotomía
Todos somos el aborto de algo. Siempre hay alguna tara. En nuestra cabeza, en nuestro cuerpo.
Cuando Howard Dully era una niño, un simpático neurólogo norteamericano llamado Freeman (de nombre Walter), le detectó una serie de defectos mentales. Por aquel entonces Howard no entendía muy bien de qué iba el asunto pero intuía que algo no funcionaba muy bien en su cabeza. Eso le decían. En todo caso, el señor Freeman, quien no contaba con la licencia de cirujano, fue muy atento y amable y aseguró que le ayudaría. Había nacido anormal (una afirmación muy rotunda) pero podría curarse. Era abril cuando el señor Freeman le mandó tumbarse en una camilla, lo anestesió con una máquina de electro-shock que le hizo convulsionar, y después cogió una especie de picahielos y le perforó el cráneo con él, cerca del ojo. El proceso no fue tan agradable como lo era el señor Freeman. Un cincel que le penetraba en la cabeza. El doctor golpeó el picahielos con un mazo de caucho en repetidas ocasiones, sin llegar a rozar el globo ocular, hasta alcanzar el interior del cráneo del pequeño y ensuciar la herramienta de sangre. Seccionó unas cuantas fibras nerviosas, las que estaban defectuosas. Había muchas personas que lo observaban y murmuraban y sonreían.
Howard Dully no podía sonreír.
Después de unos cuantos miles de casos más, llegaron los anti-psicóticos, a finales de los sesenta. Las drogas fueron la solución.
1967, fin de las lobotomías, llegada del verano del amor.
martes, 27 de octubre de 2009
domingo, 25 de octubre de 2009
sábado, 24 de octubre de 2009
There's certainly a devil, and he knows my name.
Se repite tanto en mi cabeza que he empezado a confudirlo con mis propios pensamientos.
Resulta jodidamente inquietante y no quiero pensar más en nada nunca más nunca nunca en nada más para siempre.
jueves, 22 de octubre de 2009
miércoles, 21 de octubre de 2009
Oh you're divine
Oh you're divine
Oh Oh Oh did I tell you you're divine
Oh Oh Oh Oh did I ever when you were alive
Did it hurt when you bled?
Did it, oh lover boy, oh fever head?
I'll bet you never thought I'd try
Your mouth, my love, was open wide
Singing oh you were going to be my life
Dammit!
Oh Oh Oh Oh you were going to be my life
Did you sing "Oh happy day"?
Singing it
Sing it that time I went away?
Got to ease my aching head
Do you know
No other way cut off your legs oh
Hey oh
Did you ever wish me dead
Oh lover boy, oh fever head?
No you must, no you must not go away
How will you ever walk again?
And I, I might as well be dead
But I could kill you instead...
lunes, 19 de octubre de 2009
domingo, 18 de octubre de 2009
viernes, 16 de octubre de 2009
viernes, 9 de octubre de 2009
martes, 6 de octubre de 2009
Para acabar con el juicio de dios
Allí donde huele a mierda
huele a ser.
El hombre hubiera podido muy bien no cagar,
no abrir el bolsillo anal,
pero eligió cagar
como hubiera elegido vivir
en vez de aceptar vivir muerto.
Para no hacer caca,
tendría que haber consentido
no ser,
sin embargo, no se decidió a perder
el ser,
es decir, a morir viviendo.
Hay en la existencia
algo particularmente tentador
para el hombre
y ese algo es
LA CACA
(aquí, rugido)
Para existir basta con dejarse ser,
pero para vivir
hay que ser alguien,
hay que tener un HUESO,
hay que atreverse a mostrar el hueso
y a olvidar el alimento.
[...]
Entonces, el hombre se replegó y huyó.
Lo devoraron los gusanos.
No fue una violación,
Se prestó a la obscena comida.
Le encontró sabor,
aprendió por sí mismo
a hacerse el tonto
y a comer carroña
delicadamente.
Pero, ¿de dónde procede, esa despreciable abyección?
De que el mundo no está ordenado todavía,
o de que el hombre sólo tiene una pequeña idea
del mundo
y quiere conservarla eternamente.
Proviene de que, un buen día,
el hombre
detuvo
la idea del mundo.
Se le ofrecían dos caminos:
el infinito exterior,
el ínfimo interior.
y eligió el ínfimo interior,
donde sólo hay que estrujar el bazo
la lengua
el ano
o el glande.
Y dios, dios mismo aceleró el
movimiento.
Dios ¿es un ser?
Si lo es, es la mierda.
Si no lo es
no existe.
O bien sólo existe
como el vacío que avanza con todas
sus formas
y cuya representación más perfecta
es la marcha de un grupo incalculable de
ladillas.
La búsqueda de la felicidad, Antonin Artaud
domingo, 4 de octubre de 2009
Ensalada de col
y quiero quiero quiero quiero
Pero qué poético todo; qué poético el día de ayer, como una tragicomedia griega.